Poema nocturno

Sin querer miré al lado de la calle,
me gusta tener un libro
y tres estrellas en el cuello.

Iba tragando parte del aire,
lloraba olas, recuadros de papel,
luz de ojos y frío de manos.

Tenía una música de presagios,
soledad de noche,
tan solo quería subirme a una cama
y soñar con bailar un vals.

Despertar en mi habitación de una forma
distinta en mi imaginación,
encontrar dioses perdidos entre las escaleras,
buscar un mundo real, ser feliz y vivir en astros
de fuego,
tener flores muertas en un cristal roto,
hacer que en el paraíso llueva y verlo desde el alba.

Dejé que la lluvia se burlara de mis ojos,
aunque tuviese un concierto de violetas
y relámpagos negros.

Estando de pie pensé en la vida,
me quedé sentada, nocturna de vida en soles,
puedo asegurar que la soledad y los tatuajes de dolor
toman un color rojo de sangre nueva,
no importa que el cielo no se vea,
solo importa que la noche sea de verdad
y el día sea artificial para acabar y respirar miedo.


Shirley Romero

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