Podría darle mis esperanzas en las manos al aire,
brindarle mi nombre al alba y morir en brazos de la duda
pero jamás podría no amarte porque tus sentidos me hacen vivir.
Podría dejar el día de lado, olvidar que el sol existe,
que la oscuridad perece en mis adentros,
simplemente podría vivir una eternidad para tu amor.
Tengo un corazón solo para ti, porque lo conoces, porque es tuyo.
Tengo mi vida a tus pies, ¿lo sabes? Muero por darte el alma
pero ambos sabemos que no me pertenece.
No existe dolor en tu mirada más el dolor que en mi yacía ha muerto.
Desearía ser sangre, poder rozar hasta tus venas, desearía poder ser
aire simplemente translúcido para acariciar tus manos sin que lo notes,
si tan solo pudiese ser lágrima y poder estar dentro de tus ojos lograría
alcanzar la perfección en este mundo.
El universo susurra a mi oído cada vez que te sueño,
a tu lado quiero estar eternamente, pertenecerte y que me pertenezcas,
eres luz de mar, aurora inconsciente, mi vereda, mi aire purificado.
Quisiera saber qué hice mal, ser fuerte es mi labor, tu recuerdo es mi alma,
quisiera gritarte que te quiero en este momento y que lo escuches y recuerdes
que juntos siempre podremos vencer cualquier presión, daño, alegría o sufrimiento
porque somos uno solo.
A veces no entiendo, las mil y un batallas podemos sobrepasar
porque estás en mi interior y debo cuidarte, darte mi sí a su debido tiempo
y dejar que la vida rompa en llanto por la alegría de estar juntos por siempre.
Te regalo mi corazón una vez más, lo necesité solo para escribirte esto pero es tuyo
y siempre lo será.
Shirley Romero