Ayer lograste verme el rostro,
hoy no,
talvez te duele pero deberás sufrir.
Esto es lo que Borges llamó
un “poema maldito”
pero el agua que brotó de tus manos
al fallarme se ha secado
y no vale nada en mí.
Mírame a los ojos
y piérdete en ellos
como “aquellos años locos”
donde caías rendido
hasta que a ti llegó
esa alma perdida y lejana.
Quédate intacto
mientras escribo para ti,
quédate en pie con los ojos acuosos
porque hoy será mi alma lo que escupe silencios
y dejará que tu poca sinceridad abra la boca.
Shirley Romero
12/09/10